En medio de la vorágine de noticias que estamos viviendo acaba de presentarse en España la nueva Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP), que agrupa a cerca de seis millones de personas y más de 13.500 asociaciones. 

 

Forman parte de la PMP la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), constituida por 50 asociaciones territoriales y 13 asociaciones sectoriales con más de un millón de afiliados; la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (Ceoma), con 25 organizaciones de mayores de las diferentes comunidades autónomas, con más de 800.000 socios de base y más de 1.500 asociaciones; y por la ONCE, con representación territorial en todo el país, en la que más del 50% de sus afiliados son personas mayores.

 

Además, como entidad social de referencia, participa el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), con 8.000 asociaciones que representan a 4 millones de personas con discapacidad, de las que más del 60% son personas mayores (2,6 millones). Y, por otra parte, como socio ordinario se ha incorporado también la Asociación Conjupes (Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas de España), con 1.500 asociaciones y 550.000 afiliados. También se ha sumado a la PMP como socio adherido la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), con 1.483 asociaciones y más de 600.000 asociados, de los que un 70% son personas mayores de 65 años (420.000).

 

Una de las primeras peticiones de la PMP es reclamar una “estrategia nacional” que aborde la soledad porque “lo peor que nos puede pasar como seres humanos es estar solos”. 

 

Al escribir la palabra “soledad” en la página web del diccionario de la Real Academia Española (RAE) aparecen tres acepciones: “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”, “lugar desierto, o tierra no habitada” y “pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguien o de algo”. También aparece una cuarta, “soleá” (palo flamenco de carácter melancólico o baile). Todas las definiciones implican un grado de abandono porque “contra la soledad solo tenemos dolor”. Es un fenómeno tan importante que incluso la Organización Mundial de la Salud ha llamado la atención a los gobiernos sobre su ausencia de decisiones y también recuerda el preocupante incremento de los problemas de salud mental que estamos viviendo, especialmente, tras la pandemia del coronavirus.

 

Las estadísticas indican que en España hay 2,3 millones de personas que viven solas, lógicamente no todos lo hacen con “pesar y melancolía”, algunos incluso lo prefieren a vivir con otros, pero la realidad es que muchos se sienten abandonados, con carencias y escasas ayudas.

 

Para afrontar esta situación también hay que cambiar el modelo de las residencias, fomentar la convivencia, evitar el aislamiento de los mayores, atender cada caso con sus peculiaridades e incluso valorar este sector como la economía del futuro o la economía plateada (silver economy) porque puede ser un nicho de empleo al tener la posibilidad de crear 900.000 empleos en esta década, con trabajos estables y no deslocalizables en el sector de los mayores, generar riqueza y retornos económicos (por cada millón invertido se pueden generar 50 ó 60 empleos).

 

El objetivo de esta nueva Plataforma es fomentar el diálogo y la participación, afrontar el futuro de las pensiones, por ejemplo, contando con su participación. Por lo menos, escuchar su opinión. La experiencia es un grado. Estamos a tiempo de tenerlos en cuenta y atender sus peticiones que, en definitiva, son las de todos. Los mayores también tienen voz y un hueco muy importante en la sociedad.